Morón, diciembre 13 de 1959
Sr. Ventura Luis
Mi amado Ventura:
Quiero saludarte en nombre del Señor y pido en tu favor te sientas bien y contento; yo bien, gracias a Dios.
Pues recibí tu carta hace dos días y no te había contestado porque la tuya la recibí el viernes, pero si no te hubiera contestado antes.
Mi amor, siendo hoy el día de mi cumpleaños no me siento muy contenta, porque no puedo estar cerca de ti, pero le doy gracias a Dios porque ha puesto grande paz en mi alma y me da fe y paciencia para soportar las pruebas. He llorado bastante en estos días, porque cada vez que recuerdo que mi hermana se fue, no sé qué pensar de ella, pero cuando esto me sucede doblo mis rodillas y oro a Dios para que me consuele.
Mi vida, acerca de lo que me dices del matrimonio, yo sé que eso es así, pero yo no quiero hacer nada que no sea la voluntad de Dios, y además tú sabes que siempre tú me dices acerca de la boda que yo diga cuando yo quiero casarme, y nunca te digo porque yo quiero que las cosas las ordenes tú y además cuando Dios lo permita.
A pesar de que no me siento tan alegre, no me siento tan triste tampoco, porque al escribirte me siento dichosa y feliz. Mi amor, yo creo que sí podremos hablar en el cumpleaños del apóstol, porque dice Agustina que el año pasado los novios hablaron, así es que este año puede ser que también den permiso.
Tú me dices que tenga cuidado para que no haya entre nosotros incomprensiones; me parece que ya te comprendo bastante, aunque no será lo suficiente, pero yo creo que si Dios quiere no nos será muy difícil entendernos.
Te voy a enviar una postal a Viñales; no te la mando ahora porque no sé si recibirás esta carta. Tú me dices que te contestara a Cabañas, pero no lo hago porque me parece que no va a llegar a tiempo.
Mi amado, ayer tuve que dejar de escribir porque era tarde y tenía que arreglarme para salir. Te diré que fuimos a un pueblecito que se llama Pina, cerca de aquí, y dimos un precioso culto donde todas las personas prestaron gran reverencia y vimos la gloria de Dios. Primero no me sentía muy bien, te dije, pero después del culto me sentí mejor.
Elvio Pardo nos pagó el refresco a todos por ser mi cumpleaños y Orestes los dulces; esto fue después del culto. Hubiera deseado que tú también hubieras participado del brindis ¿pero qué vamos hacer?
Anoche soñé contigo. Te contaré lo que soñé: Soñaba que íbamos un grupo de misioneros de viaje y tú también; yo iba contenta y tú me llevabas del brazo. No sé qué quiere decir ese sueño.
Nosotros vamos a pasar los cultos te espera en Cabaiguán.
Orestes dice que no te escribe porque está apurado y se va de recorrido, pero me dijo que te felicitara; yo le pregunté por qué y no me quiso decir.
Tengo que decirte muchas cosas, pero será, si Dios quiere, cuando nos veamos. No sigo porque te voy a... déjame no terminar la frase porque a lo mejor no te agrada esto.
No te escribo más porque voy a salir para la calle a trabajar y nada más me queda media hora para arreglarme.Saluda a todos en mi nombre. Dile a Pepe que me escriba, y a Jorge también. A Laaudoína le dices que la próxima vez le escribo. Saluda a Benigno, a María y a todos los que pregunten por mí.
En ese pueblo de Bahía Honda hay una señora que me conoce y me quiere mucho; ella vive cerca de la calle Real, no te puedo también dar la dirección porque no la recuerdo, pero seguro que cuando vea a alguno de ustedes les va preguntar por mí.
Mi amor, te digo esta vez que cada día que pasa te quiero más y más, y que los propósitos que hay mi corazón para el futuro son muy buenos.
Sin más por esta vez se despide de ti quien te ama con todo el corazón, tu novia,
Lucía Gonzáles
Me contestas a Cabaiguán.
|